
En muchos sentidos, con Internet, vuelve a plantearse la misma situación que con la primera irrupción masiva de la informática en la educación, en la década de los ochenta a partir de la informática personal: Se ha despertado una gran expectativa en los ámbitos docentes, políticos e informativos sobre el potencial formativo de los recursos contenidos en la red (proliferan artículos, ponencias, etc. sobre lo que se espera). A esto contribuye la sensación de potenciay abundancia de recursos que se produce al navegar durante las primeras horas por ella, y el eco social que tiene. Situación similar se produjo cuando en los años ochenta se atribuían efectos taumatúrgicos a la informática con relación a la enseñanza. La ingenuidad de estos planteamientos puede llevar sin gran dificultad a situaciones de gran frustración.
Utilizar Internet no solo es estar conectados. Hacen falta instalaciones, mantenimiento, formación. Es preciso que los profesores piensen antes y reflexionar sobre qué se va a hacer, qué se va a utilizar,...
Un entusiasmo desmedido a priori no es la mejor actitud para empezar.
El pensar que estar conectado en sí mismo puede ser de alguna utilidad puede llevar a una situación de rápido desencanto ante la falta de resultados espectaculares a corto plazo y, como sucedió en los ochenta, a un arrinconamiento del recurso. O peor todavía, a caer en una cadena de aplazamientos para utilizar estos medios, condicionando su uso a que se produzcan una serie de circunstancias, incumplibles en algunos casos o utópicas en otros.
Vuelven a plantearse los retos situaciones y planteamientos de la irrupción de la Informática Educativa.
Igualmente a como sucedió con los ordenadores personales en la educación, vuelve a plantearse la pregunta: ¿Deben constituir los medios tecnológicos nuevos contenidos añadiéndose a los que ya existen formando nuevos bloques y nuevas materias? ¿Es necesaria una nueva alfabetización tecnológica? como ya se planteaba con la alfabetización informática (entonces se decía que quien no supiese informáticas -algunos decían "quien no sepa programar"- sería un analfabeto en la sociedad de la información). O por el contrario deben considerarse como un recurso que potencie el conocimiento de otros contenidos, como por ejemplo las matemáticas.
En definitiva Internet, la telemática, los medios tecnológicos ¿deben ser considerados como contenidos de aprendizaje o como recursos educativos?
Al margen de que evidentemente, aunque sea instrumental, el conocimiento de Internet o en su momento de otros recursos tecnológicos supone algún tipo de contenido propio, llegados a este punto se hace necesaria una reflexión sobre le papel que estos deben ocupar en los procesos de enseñanza y aprendizaje y una conceptualización, en este contexto, del lugar que ocupan.
Utilizar Internet no solo es estar conectados. Hacen falta instalaciones, mantenimiento, formación. Es preciso que los profesores piensen antes y reflexionar sobre qué se va a hacer, qué se va a utilizar,...
Un entusiasmo desmedido a priori no es la mejor actitud para empezar.
El pensar que estar conectado en sí mismo puede ser de alguna utilidad puede llevar a una situación de rápido desencanto ante la falta de resultados espectaculares a corto plazo y, como sucedió en los ochenta, a un arrinconamiento del recurso. O peor todavía, a caer en una cadena de aplazamientos para utilizar estos medios, condicionando su uso a que se produzcan una serie de circunstancias, incumplibles en algunos casos o utópicas en otros.
Vuelven a plantearse los retos situaciones y planteamientos de la irrupción de la Informática Educativa.
Igualmente a como sucedió con los ordenadores personales en la educación, vuelve a plantearse la pregunta: ¿Deben constituir los medios tecnológicos nuevos contenidos añadiéndose a los que ya existen formando nuevos bloques y nuevas materias? ¿Es necesaria una nueva alfabetización tecnológica? como ya se planteaba con la alfabetización informática (entonces se decía que quien no supiese informáticas -algunos decían "quien no sepa programar"- sería un analfabeto en la sociedad de la información). O por el contrario deben considerarse como un recurso que potencie el conocimiento de otros contenidos, como por ejemplo las matemáticas.
En definitiva Internet, la telemática, los medios tecnológicos ¿deben ser considerados como contenidos de aprendizaje o como recursos educativos?
Al margen de que evidentemente, aunque sea instrumental, el conocimiento de Internet o en su momento de otros recursos tecnológicos supone algún tipo de contenido propio, llegados a este punto se hace necesaria una reflexión sobre le papel que estos deben ocupar en los procesos de enseñanza y aprendizaje y una conceptualización, en este contexto, del lugar que ocupan.